Con tobos y botellones vacíos, caraqueños marchan hasta Hidrocapital para exigir agua #4Ago
La marcha de los tobos vacíos. Este sábado, 4 de agosto, caraqueños de distintas zonas de la capital se concentraron en la plaza Brión de Chacaíto y marcharon hasta la sede de Hidrocapital en la avenida Casanova. Los manifestantes denunciaron tener meses sin agua en sus municipios y advirtieron que el líquido que llega por las tuberías es impotable.
Al grito de “agua para el pueblo” y “no somos camellos, Hidrocriminal“, los caraqueños avanzaron con tobos, jarras y botellones vacíos por el bulevar de Sabana Grande.
Efectivos de la Policía Nacional Bolivariana (PNB) escoltaron la movilización hasta su destino. Posteriormente, formaron un piquete frente al edificio del organismo público.
“Yo soy vecino de Montalbán y tenemos más de 90 días sin agua. Tengo que ir a casa de mis familiares para poder bañarme y lavar la ropa. A cada rato estoy llamándolos para ‘pescar’ dónde llegó el agua“, expresó Carlos Calatrava, uno de los manifestantes que se sumó a la protesta de este sábado.
Andy Hernández, director de acueducto del área metropolitana y funcionario de Hidrocapital, recibió a quienes protestaban desde la fachada del ente.
Reconoció que el acueducto que surte agua a las zonas de Caracas tiene fallas por falta de mantenimiento y propuso crear mesas técnicas para recoger las denuncias de los vecinos de la capital. También dijo que recibirá la semana que viene a la Red de Organizaciones Vecinales de Baruta.
“Yo también soy ciudadano y sufro el racionamiento de agua“, respondió a uno de los manifestantes. Agregó que el cronograma de racionamiento propuesto por Hidrocapital no se cumple en las fechas y horas establecidas e indicó que la institución explicará cuáles son las razones del incumplimiento.
Ni agua limpia
María Eugenia Redondo, miembro de la Red de Organizaciones Vecinales de Baruta, indicó que los manifestantes no solo piden que se regularice el suministro de agua, “sino que también el agua que llegue de las tuberías sea de calidad”.
Edith Mujica, vecina de El Guarataro, cargó consigo un botellón lleno de un líquido de color amarillento. “Así se ve el agua que llega a mi casa. Viene sucia y huele mal”, denunció.
Los vecinos advirtieron que ya ni siquiera pueden optar por la compra de camiones cisternas para abastecerse durante los días de racionamiento. “Una cisterna vale 150 millones de bolívares ¿Quién puede pagar eso?”, inquirió Carlos Julio Rojas, dirigente vecinal de La Candelaria.
“Antes podíamos comprar cisternas, pero ahora se volvió imposible. Desde que militarizaron las tomas de agua todo subió. Ya no lo podemos pagar, ahora se volvió un negocio redondo”, aseguro Ela Ferris, vecina de El Hatillo y miembro del Frente Amplio de Mujeres.
Foto principal: Iván Reyes